sábado, 1 de enero de 2011


Streep viste a la moda.

la película es una pasarela en cine y sus atuendos lo más comentado al término de la cinta.

Streep interpreta a Miranda Priestley


El diablo viste a la moda (2006), es uno de mis placeres culpables del cine. Hoy decidí verla para pasar sólo un momento relax. Sé que en Hollywood año con año se estrenan un sin fin de Chick flicks, la mayoría manufacturadas de una manera mediocre que sólo sirve para reunir dinero a costa de sus hermosos protagonistas y que termina en una moraleja sosa. El diablo viste a la moda contiene los mismos ingredientes de la mayoría, pero resalta por su ritmo tan ligero y agradable que mantiene durante todo el filme. Posee una visión divertida sobre el “empleo” que muchos desean, y la travesía--que a muchos se nos hace familiar-- al momento de encontrar el trabajo deseado. 

Anne Hathaway da vida a una chica normal llamada Andrea, ella tiene una feliz relación de pareja y la ilusión de llegar a ser periodista en un diario de prestigio. Mandando currículos de un lado a otro ---siento empatía-- consigue el empleo de segunda ayudante de la directora de la Runway,  la revista de moda más influyente del mundo. Su preparación es nula para el trabajo, nada tiene que ver con el periodismo, y de hecho consiste en ser la secretaria personal/esclava de la editora, Miranda Priestley (Streep). Lo que inicialmente se toma como un trabajo temporal y que le puede abrir puertas termina por acaparar su vida con las previsibles consecuencias: su vida personal se resiente, acepta humillaciones como parte de su trabajo, se ve obligada a convertirse en otra delgada y estilizada maniquí de la empresa, además acaba por menospreciar su trabajo soñado. 

Podría ser un poquito más exigente con la cinta --lo cual le restaría puntos por su contexto superficial del mundo de la moda lo considero parte del contexto--, pero la cinta aterrizada en su género y cumple, posee una confección digna, con buenos diálogos sobre la industria de la moda, Brillante es el momento en el que Meryl Streep, dando un repaso a su nueva empleada, Anne Hathaway, le hace un recorrido de toda la industria, desde el diseñador hasta el consumidor más humilde y desentendido en el tema. 

Claro El diablo viste a la moda, puede ser tonta para algunos por presentar una premisa similar al de Sex in the city (2008) –New York, zapatos, vestidos, marcas--, pero la diferencia es, Meryl Streep, quien pinta a la perra egocéntrica sin sentimientos sólo como ella sabe hacerlo, inmensamente bien. 

Al final la película se rinde al discurso de la protagonista, nada escapa a la moda, y a pesar de criticar la frivolidad de ese mundo, las múltiples zorras que habitan en él, las torturas físicas y psicológicas que genera en sus empleados, y de la moraleja "trabaja para vivir, no vivas para trabajar", la película es una pasarela en cine y sus atuendos lo más comentado al término de la cinta.


Diego S.

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