viernes, 21 de enero de 2011


Dogtooth.

La cinta muestra la naturaleza humana y todos sus complementos, por medio de una analogía con la educación canina.



Me es difícil describir Dogtooth (2010) del griego Yorgos Lanthimos. No puedo quitarme de encima el gran parecido que tiene con una de las obras de Arturo Ripstein, El castillo de la pureza (1973). La trama es muy similar hasta cierto punto, lo que puede separarla de esta es sin duda alguna, el manejo de la cámara y el perfecto uso de los pocos planos empleados en la narrativa, las escenas explícitas, pero sobre todo la profundidad de la obra. 

Canine --como también se le conoce a esta película-- trata sobre un padre, la madre y sus tres hijos que viven en una mansión a las afueras de una ciudad. Hay una cerca que rodea la casa, y los hijos nunca han salido de ella. Están siendo educados con los métodos que sus padres creen que son apropiados, sin ninguna influencia del mundo exterior. La única persona a la que se le permite entrar en la casa es Christine, que trabaja como guardia de seguridad en la fábrica del padre. Éste le hace visitar la casa para saciar las necesidades sexuales del hijo. 

Con una premisa como esta, Lanthimos realiza una obra sencilla, pero profunda. Todo parte de una simple metáfora incluida en la mitad de la cinta, sobre la manera en que se educan a los perros. “un perro es como un trozo de arcilla y nuestro trabajo es moldearlo” –punto clave para entender la cinta--. El padre se dedica a mantener a sus hijos alejados del mundo real, él decide educarlos de una manera donde ellos mismos crean su propio lenguaje –el mar es una silla cubierta de cuero, la sal es el teléfono— y sus propias reglas de supervivencia. Dogtooth, nunca da explicaciones sobre el comportamiento del padre y mucho menos el porqué del aislamiento, aún así, no se necesitan las referencias, el director sencillamente se centra en mostrar la evolución de los hijos como si fueran estos un proyecto ó un “animal” al cual domar. La película tiene contenido sexual --considerado por muchos fuerte, para mí nada de que espantarse--, pero es necesario pues la sexualidad y la reproducción son un mecanismo primordial del ser humano –además de ser parte fundamental de la historia--, por ello las escenas son explícitas y las acciones impactantes –como el incesto-, pero siempre tratado de una manera sublime. 

El discurso narrativo empleado por Lanthimos es sencillo, bello e impresionante. Su manera de emplear los escasos planos –en su mayoría two shoots fijos y en ocasiones cortados o mal enfocados ---es creativa y significativa –sólo te limita a ver lo que tienes ver--. La dirección de arte es humilde pero precisa. Los colores son en su mayoría blancos y luminosos, lo cual ayuda a resaltar la inocencia que los hijos poseen. 

Cintas como Funny Games (1997) de Michael Haneke pueden resultar familiares –por el estilo del director austríaco--, en la trama a la antes mencionada El castillo de la pureza. Pude resultar un híbrido entre estas dos películas, pero, Dogtooth muestra una historia más profunda, donde la naturaleza humana y todos sus complementos resultan ser la estructura de una pequeña obra maestra, que refleja las problemáticas tan universales como el conformismo, el miedo, el descubrimiento, la imposición, y la libertad del ser humano.


Diego S.

No hay comentarios:

Publicar un comentario