miércoles, 12 de enero de 2011


Splice, consagra al director en el género fantástico

Para los amantes del género puede ser una delicia de película, mientras tanto, para los que esperan una gran cinta de terror mejor que mantengan su distancia.


Después de algunos años de ausencia regresa el director canadiense, Vincenzo Natali, el cual ya es considerado un autor de culto dentro del género de ciencia ficción y que después de su agradable trilogía fílmica, reinventa con Splice. En apenas cinco años este autor dejó claro que desde que ha sido ninguneado por Hollywood, él podía concebir obras estimulantes que lograran introducir bocanadas de aire fresco al género fantástico. Con Cube (2001), genial ópera prima nos atrapó en un desorden laberíntico imposible, con la irregular Cypher (2002) trenzó ratos brillantes juego hitchcockiano de falsas identidades, y con la infravalorada Nothing (2003) divirtió con el simpático perro verde que parecía directamente sacado de la mente del gran Charlie Kaufman. 

Clive (Adrien Brody) y Elsa (Sarah Polley) son dos brillantes científicos que, mediante ingeniería genética, se dedican a crear variaciones de especies conocidas. Aunque navegan en el mayor de los éxitos, la ambición provocará que todo se les vaya de las manos cuando en secreto decidan ir más allá de lo que la moralidad permite. Combinando ADN humano en sus experimentos genéticos obtendrán un nuevo ser híbrido. La cinta es una mezcla rara de muchas cosas. Para comenzar su género no está bien definido, en momentos te recuerda a la ciencia ficción innovadora que presentó Species (1995) y  el clásico, Frankenstein (1931), después muta drásticamente hacía el terror. Si a esto le agregamos el contexto sobre las relaciones y desvariaciones familiares—incluye el complejo de Edipo--, Splice resulta ser una cinta entretenida. 

El reparto resulta llamativo, Brody y Polley cumplen con lo necesario para sacar adelante el filme, no presenta ningún reto para ambos --inclusive las escenas dramáticas resultan consistentes--. 

Destaca sobre todo los grandiosos efectos especiales utilizados para crear al engendro –parte de ella es hecho con maquillaje y la otra efectos—los cuales pasan como si la criatura fuera real. Me pareció también curioso y relevante, el agradable guiño que les dieron a los actores de las cintas de Frankenstein , Elsa Lanchester (La novia de Frankenstein, 1935) y Clive Colin (Frankenstein, 1931), al nombrar a los protagonistas como ellos. 

Splice sirve como una prueba para su director, que demuestra que ha ido evolucionando desde que empezó su carrera, y cada vez ha logrado demostrar que es un buen realizador en el género fantástico, dejándolo como el sustituto perfecto para llenar el hueco que ha dejado su paisano David Cronenberg dentro del ámbito de la ciencia ficción. Natali Quizá no sea tan visceral y viscoso como el del autor de La mosca (1986), pero su talento cómodo en el género lo hace suficientemente interesante para que obtengamos películas de género para rato, y de seguir así, con una calidad cada vez mayor. 

Para los amantes del género puede ser una delicia de película, mientras tanto, para los que esperan una gran cinta de terror mejor que mantengan su distancia, pueden salir desilusionados y renegar por su pérdida de tiempo.

Diego S.

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