jueves, 10 de marzo de 2011


Piel misteriosa un drama sin etiquetas

su acierto es tener los elementos fantásticos en la historia y la manera en que un solo acontecimiento marca la vida de dos personas
Las etiquetas no van para nada conmigo, pero bueno, el mundo necesita tener segmentado todo, en el séptimo arte no es la excepción, hay una parte del cine que se le llama cine gay o de ambiente. Dentro de ese sector sólo unas pocas me han robado la atención, sin que su tema central siempre sea la aceptación de la homosexualidad o la vida estilo Sex In The City versión gay. Happy together de Wong Kar Wai, por su sencilla manufactura y el gran director que la dirigió. La otra es la cinta Piel Misteriosa de Greg Akari. Mis razones se las daré a lo largo de la crítica. 

En 1981, Brian tenía ocho años y estaba sentado en el banquillo durante un partido de la liga juvenil de béisbol. Cinco horas después despierta en el sótano de su casa con una hemorragia nasal y sin recuerdos. Brian moja la cama y tiene pesadillas, también inventa: fue abducido por extraterrestres. Y pasa el tiempo, Brian llega a la adolescencia, torpe, acomplejado y entregado a la causa OVNI, también Neil, su compañero de infancia, se ha hecho mayor. Neil es la antítesis de Brian, él es sexy, jugador estrella y experto en juegos con hombres adultos con los que nunca se compromete. Mientras Brian encuentra en Avalyn Friesen, una discapacitada obsesionada con sus experiencias en la tercera fase, la posibilidad de asumir sus experiencias inhibidas, Neil huye a nueva York a rozar el lado peligroso. 

El tema de la pederastia aparece invertido: mientras uno de los niños conserva la experiencia positiva de los abusos a los que fue sometido –a uno le atraía sexualmente el entrador que abusa de él y acaba siendo un prostituto en su adolescencia-- al otro le supone un trauma en todos los sentidos --físico y mental--. Las escenas peliagudas están rodadas con planos subjetivos como si fuese a nosotros de quiénes abusase el entrenador porque Mysterious Skin utiliza la abducción como un elemento metacinematográfico y vía de escape de sus protagonistas. Todos estamos durante unos segundos dentro de esas torturadas pieles al otro lado de la pantalla. 

La actuación de Joseph Gordon-Levitt sobresale por su interpretación de un jovencito libertino y destrampado afectado por la irresponsabilidad de su madre, que de alguna manera busca el cariño no dado entre sesiones de sexo con desconocidos. Gordon-Levitt debió de haber sido reconocido –quizás no ganarlo-- por cualquier premio que se otorgó en ese año. 

Piel misteriosa no la catalogaría del todo en el ámbito de las cintas de “temática”, ya que la cinta no cuenta con un hilo conductor neto sobre la homosexualidad, su acierto es tener los elementos fantásticos en la historia y la manera en que un solo acontecimiento marca la vida de dos personas, logrando que sus vidas tomen un turbio camino. 

Cada una de las historias son un género distinto, si en la parte de Levitt se muestra un mundo crudo y oscurecido, del otro lado, todo es fantástico poco real y más iluminado, emulando a un triste sueño recurrente. 

Lo mejor de la película es su revelador final y el monólogo con el que cierran. Si la cinta puede llegar a desagradarte, su final es impactante, agresivo y violador –vamos estamos hablando de pedofilia y las “filias”, no se esperen algo enternecedor--. El discurso simbólico con el que cierra el personaje de Levitt y la cámara se eleva en ese plano cenital marcando la extra-abducción a modo de escape y fuga :

«Mientras estábamos allí escuchando los villancicos quise decirle a Brian que todo había pasado y que todo iría bien… pero era mentira y además no podía hablar. Desee que hubiera algún modo de volver atrás y de saltar el pasado… pero no lo había… No podíamos hacer nada… De modo que permanecí en silencio e intente comunicarle telepáticamente lo mucho que sentía todo lo ocurrido… Pensé en todo el dolor y la tristeza y la mierda de sufrimiento que hay en el mundo y eso me hizo desear escapar. Deseé con toda mi alma que pudiéramos dejar atrás este mundo… y elevarnos como dos ángeles en la noche y mágicamente… desaparecer…» Fundido en negro.

Diego S.

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