domingo, 20 de marzo de 2011


Match Point el retorno de Allen

"Aquél que dijo que es más importante tener suerte que talento, conocía la esencia de la vida. La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte. Asusta pensar cuantas cosas se escapan a nuestro control. En un partido hay momentos en que la pelota golpea el borde la red y durante una fracción de segundo puede seguir hacia adelante o caer hacia atrás. Con un poco de suerte sigue adelante y ganas o no lo hace y pierdes"


Vaya saben que adoro a Woody Allen es uno de mis directores favoritos, así que quién crea que mi objetividad está mermada por mi admiración hacia él, pueden ir considerando mi crítica como "no útil". Pero la verdad es que para defender esta película no hace falta haber visto ninguna otra del mismo director, ni sentir ninguna simpatía por él. Es un film que se defiende sólo y qué ha gustado muchos.

La acción tiene lugar en Londres durante algo más de un año (2003/04). Narra la historia de un joven tenista, retirado de la competición internacional, establecido en Londres como profesor de tenis de un club de clases altas. Movido por la ambición, contrae matrimonio con Chloe (Emily Mortimer), hija de un rico empresario, pese a la pasión obsesiva que siente por Nola Rice (Scarlett Johansson), norteamericana, de 20 años, excéntrica, neurótica, fascinante, frustrada por el fracaso de sus deseos de triunfar como actriz, con pasión compulsiva por el sexo.

Se ha dicho que Matchpoint podría verse como una revisión de Crímenes y pecados. Sin embargo, aunque menos completa en cuanto a contenido, ésta resulta una película más enlazada y apasionante. Lo primero se debe a que el guión no se divide en dos tramas diferentes, sino que todo fluye hacia el final --demoledor final, por cierto--. Allen crea una de las historias mejor hiladas que se recuerdan. Lo segundo es consecuencia de que Woody maneja la trama como sólo un genio de su altura podría hacer, sabiendo dosificar los acontecimientos para que en ningún momento decaiga el ritmo. Sólo el inicio resulta un tanto lento y desconcertante, pero todo empieza a tomar fuerza a los pocos minutos.

Gran parte de la fuerza de la cinta lo aportan sus actores, en especial una Scarlett Johansson que lo da todo, su papel de mujer fatal es para ser justos, le viene como anillo al dedo, con esa imagen de mujer que aparenta ser fuerte para esconder su fragilidad. Además, la primera frase que pronuncia es magistral, quizá una de las mejores presentaciones de un personaje que se recuerdan. Jonathan Rhys Meyers se destapa como un gran actor, muy solvente aunque a veces sea demasiado contenido, seguramente con los años conseguirá esa cualidad tan escasa en los actores de hoy en día de equilibrar la contención y la "intensidad" –lo que conocemos como sobreactuar--El resto cumple muy bien, aunque Emily Mortimer a veces te empalaga por su actitud de tontita.

La música sustituye el jazz por fragmentos de óperas italianas --Rigoletto, La Traviata, Il Trovatore –no me sabía todas, así que tuve que goglear--, francesas y portuguesas, que marcan el desbordamiento de la pasión, la tragedia y la fatalidad. La fotografía se apoya en un dibujo sólido, de gran belleza, y en una paleta de colores crema y pastel que realzan la belleza rubia y clásica de Nola –jamás había visto un Londres tan soleado--. El guión, muy trabajado y cuidado, desarrolla un clímax dramático de gran fuerza, que culmina en una escena terrible. El humor, negro e irónico, está presente a lo largo del metraje, aunque en menor medida que en otros films del autor.

La provocación fue el regreso de Sir Allen después de su estrepitosa racha de “malas” películas según la crítica internacional. Una cinta imprescindible dentro la filmografía del intelectualoide de Woody.

Diego S.

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