Cinta completa perfectamente, sin estridencias ni lagunas de guión y ofrece un entretenimiento espléndido, además de aportar uno de los mejores títulos para películas de terror.
Señores: Raimi ha vuelto. Así de rotundo, así de sencillo. Algunos puristas puede que me linchen, pero yo me atrevo a decir que es lo mejor de él en años. Arrástrame al infierno es una dignísima vuelta al cine de terror de serie B mas añorado por los fans del género, y sobre todo de su director, porque conserva el inconfundible sello del mismo, y es patente en muchas escenas de la cinta.

La trama no es algo que no hayamos visto, pero pronto comprobaremos que el humor y el terror se van de la mano como siempre cuando este director se pone detrás de la cámara. Alison Lohman está bastante correcta, Justin Long está donde debe estar, y ya está: los sustos, el gore y las risas hacen el resto.
Arrástrame al infierno te hará dar uno que otro salto, de la misma manera en que te sacará una risa, y de seguro quedarás sorprendido con el el fabuloso final –no exagero al decir fabuloso--
Raimi retorna con el género que lo vio nacer, rescatar el género de ésta manera tan elegante sólo se puede aplaudir. Dos horas de metraje que no se sienten, gracias a la atrapante historia y la correcta musicalización de Christopher Young.
El único pero que le veo a la película es el triste cameo de Bruce Campbell, que si se le hubiera dado una participación más extensa, los amantes del cine de serie B se lo hubieran agradecido.
La cinta mantiene el nivel en todo momento y además lo hace con buen pulso. No decae ni hay altibajos. Se completa perfectamente, sin estridencias ni lagunas de guión y ofrece un entretenimiento espléndido, además de aportar uno de los mejores títulos para películas de terror.
Diego S.
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