lunes, 7 de febrero de 2011


Petróleo Sangriento, y una relación poco convencional.

Un drama a ratos desaforado, excesivo, grandilocuente, a ratos intimista y acentuado por miradas y estruendosos silencios, y a ratos espectacular en su épica. 

Buena película de Paul Thomas Anderson, autor de la soberbia "Magnolia", que tanto me agradó y uno de mis directores favoritos de la actualidad.
En esta ocasión no ha ocurrido lo mismo, ya que, para comenzar, este es un filme bastante extraño, no sé si porque la novela original "Oil", de Upton Sinclair también lo es, o porque Paul Thomas Anderson lo ha adaptado así, situándola en sus muy personales coordenadas. Sea como sea, ha conseguido una muy apreciable película donde se combinan varios géneros en uno, aunque lógicamente sea el drama el que gana la función. 

Petróleo sangriento cuenta la historia épica familiar, en la cual el conflicto principal se enfoca en la corrupción y codicia cuyos personajes poseen. Los conflictos de clases sociales se acentúan aún más con la existencia de petróleo ubicado en la frontera violenta de California. Aunque el relato se centraliza a principios de los años 20 del siglo pasado, podemos mencionar que desde aquella época se comienzan a expandir enfrentamientos sobre la búsqueda de riqueza por estos hidrocarburos, el film refleja la lucha por la fe y el poder que se irán estableciendo en estos tiempos. El punto de vista del film se instala en la vida de Daniel Plainview, quien siendo un minero de plata, progresa hasta lograr ser un cuasi soberano del petróleo. Cuándo nuestro protagonista conoce una secreta indicación que se ubica en una ciudad del Oeste de estados Unidos, se dirige a la aventura con su hijo, ya que aquella zona puede ser tierra de petróleo. Junto con un predicador (Eli Sunday) de la ciudad Little Boston, y sufijo, Plainview realizan su caminata a la fortuna. Y como todas peripecias, una vez casi logrado su afán nada será como antes, los valores humanos serán expuestos como armas de doble filo por la corrupción, el engaño y la avaricia por el petróleo. Es un relato intenso y con grandes proporciones estéticas y artísticas. 

Un drama a ratos desaforado, excesivo, grandilocuente, a ratos intimista y acentuado por miradas y estruendosos silencios, y a ratos espectacular en su épica. 

Interesante la manera en que une dos temas tan controversiales como son el petróleo y la religión. Seamos sincero, petróleo y religión, a todos los niveles (y más como tema cinematográfico) es difícil de unir. Cada vez que se acercan se produce una chispa, un caos, una confusión y en este caso una obra maestra. "There will be blood" excava una relación tensa a nivel de sus dos temáticas que son expresadas en sus personajes con cierta gracia de fanatismo, originando en múltiples aspectos incomodidades.
Y todo ello narrado de forma muy atípica, descolocando al personal, resultando imprevisible, algo que puede resultar negativo en líneas generales, pero que en esa ocasión resulta, a veces, verdaderamente subyugante.
Un poco larga, algo más de dos horas y media, para mi gusto no cansa ni aburre un ápice, pero sí que existen momentos por la parte central que bajan en intensidad, puesto que el primer tercio es sumamente interesante y ameno y más tarde baja el ritmo, aunque existan soberbias escenas como la "conversión" del protagonista en la Iglesia o la relación entre este último y su recuperado hermano.
Asimismo, cada vez que el joven pastor (excelente Paul Dano en su composición) y el protagonista se encuentran, saltan chispas y sus duelos, tanto verbales como físicos, sobrecogen por su intensidad dramática.
Y como representativo colofón, el final de la cinta, un final que por supuesto no se debe contar, pero que tiene su fondo y deja bastante atónito al espectador. 

El resultado general es el de un filme en todo momento interesante, de irregular ritmo, que no deja indiferente a nadie, pero también puede no gustar a una gran mayoría de espectadores, ya que todos los elementos están mostrados desde una singular perspectiva de tragedia griega, donde es posible que no haya muchos cadáveres pero sí muchos personajes destrozados por sus propios demonios interiores.
Diego S. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario