lunes, 9 de mayo de 2011


Ponyo deslumbra por su increíble sencillez.

Miyazaki no necesita más que su lápiz para entregar historias profundas y llenas de simbolismo. Ponyo es su regreso a las historias infantiles.


El director, creativo y genio del estudio Ghibli, Hayao Miyazaki es considerado uno de los mejores directores el país nipon, su destacada filmografía animada ha traído historias maduras, sin necesidad de recurrir a la animación por computadora, superando en creces inclusive a la antaña técnica tradicional. Miyazaki no necesita más que su lápiz para entregar historias profundas y llenas de simbolismo. Ponyo es su regreso a las historias infantiles.

Ponyo es una adaptación libe de la sirenita. Argumentalmente sencilla, incluso simple. Basa toda su fuerza más en la intención de transmitir sensaciones que en lograr una complejidad de guión inexistente en esta cinta.

Visualmente impacta. Y lo hace a la inversa de la corriente actual del 3D: Miyazaki, ferviente defensor del arte tradicional de hacer animación, hace aquí un derroche de imágenes y toda una obra de arte al lápiz para animar una historia. La contribución de la banda sonora de Joe Hisaishi a que todo resulte impresionante e imponente en ciertos pasajes es básica. Su música hace vibrar al espectador y sumergirse de lleno en la aventura.

El director japonés no pierde el rumbo: Su gusto por la exquisitez de los pequeños momentos sigue estando muy presente en la película. Quizás aquí más que nunca conjuga la espectacularidad con los pequeños momentos en un juego de contrastes más acentuado de lo habitual en su cine. Eso se refleja en la desenfadada relación de Lisa y Sosuke (madre e hijo), y posteriormente la entrada de Ponyo en la trama. Todo está contado con un gusto por las historias mínimas que deslumbra.

La brillantez expuesta en este trabajo rebaja un poco su destacadísima filmografía, en mi opinión por debajo de Mi vecino Totoro y tampoco alcanzando las absolutas obras maestras de El Viaje de Chihiro o La princesa Mononoke.

Ponyo fue una de las mejores cintas de 2008 y si bien es una grandísima película de innumerables virtudes, no es lo mejor de Hayao Miyazaki. Pero es que decir que no es lo mejor de Miyazaki es decir que estamos ante una de las mejores películas de animación. Porque el japonés es, muy probablemente, el mejor director de animación de la historia del cine. Y lo más destacable: Mantiene su arte y su ideario intacto pese a su cada vez más avanzada edad.


Diego S.

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