lunes, 23 de mayo de 2011


Bala Mordida y la "parodia" de la seguridad nacional

Cinta que sirve para recordar la mediocridad de la seguridad mexicana, y los problemas que aquejan a nuestra nación.


Miles de películas después de ser terminadas cavan su tumba, ¿por qué? Sencillamente el hecho de no entrar en los parámetros comerciales, las productoras los ven como un riesgo en taquilla lo que los lleva mantener la cinta “enlatada”, algunas corren con suerte, otras simplemente se lanzan directamente al formato DVD…si bien les va. Bala Mordida llevaba alrededor de 9 años buscando financiamiento, en el 2009 estuvo en el FICG. Ahora después de dos años de pasar por festivales, la cinta dirigida por Diego Muñoz verá la luz con tan sólo 30 copias. 

Mauro Hernández, un joven policía preventivo a las órdenes de su comandante, se ve envuelto en un conecte de cocaína en donde por quedarse con unos pesos de más canjea su pistola para completar el costo de la mercancía. Discute con Joaquín, traficante y expolicía, a quien termina amenazando, pero al retirarse con sus compañeros una banda controlada por Joaquín le roba la mercancía. Mauro es herido; su chaleco antibalas no soporta el pinchazo de una punta; el escándalo por la deficiencia de los chalecos se convierte en una investigación de malversación de fondos policiacos, el cual es exagerado por los medios y la televisión. 

El cine refleja la situación que se vive en cada país, un tema altamente recurrente pero no exento de la realidad, la corrupción en México es “el pan de cada día”. 

Bala mordida es un retrato de la situación en la que se encuentra nuestro cuerpo policíaco y las carencias con las que este “nos protege”, quizás puede caer en ciertos clichés del cine nacional –corrupción, ciudad insegura, violencia—, pero con un toque cómico, que si bien al momento de los chistes parece gracioso, las personas que “cuidan” de nosotros resultan ser una burla y penosa realidad. 

La película es una radiografía de los encargados de la seguridad que al igual que ocurrió con Presunto Culpable, la cinta trata de concientizarnos sobre lo corrupto que resulta el sistema judicial y la vulnerabilidad a la que se expone la sociedad en general. 

El elenco encabezado por Damián Alcázar y Miguel Rodarte, hacen una mancuerna excepcional, el primero en un papel al puro estilo de la trilogía de Luis Estrada, mientras que Rodarte muestra muy buena química entre su pareja –Alcázar—como la parte sumisa de la “relación”, siendo este un patiño del comandante. Además se les une Gustavo Sánchez Parra –siempre genial, aunque no aparece mucho—y el añejo Roberto Sosa como un jefe cojo del barrio. 

Cine independiente mexicano, que si bien no tiene una gran calidad, los méritos son por hacerla tan bien con tan poco dinero. Véanla si quieren recordar la mediocridad de la seguridad mexicana, y los problemas que aquejan a nuestra nación.

Diego S.

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