lunes, 25 de abril de 2011


Temporada de Patos, una comedia honesta e inusual.


El cine mexicano ha formado todo un estereotipo del mismo cine nacional, la mayoría de los espectadores nacionales creen ya saberse lo que verán en una cinta de manufactura mexicana. Sin embargo, existen directores arriesgados que buscan desetiquetar y encontrar un estilo propio. Temporada de Patos es un trabajo sencillo, bien hecho y lleno de empatía. 

Flama y Moko son dos chavitos de catorce años, tienen el departamento solo y todo lo necesario para hacer un domingo menos aburrido. Pero no se imaginan que la falta de luz, su amiga la vecina y el repartidor de pizza, harán que su típico fin de semana se vuelva un poco inusual. 

Temporada de Patos es aventurada en cuanto a su estructura visual, por su fotografía y las escasas locaciones, todo esto es parte de una osadía de un director que no se ha visto estancado por falta de presupuesto, su creatividad lo llevó a lograr lo que pocos directores han logrado y mantener una postura, Eimbcke realizó una historia llena de empatía, sin poses intelectuales –que abundan en nuestro cine— que podría haber sido un blockbuster de taquilla –pudo ser protagonizada por los actores recurrentes en el cine mexicano--, pero su creador optó por hacer una historia honesta y bien hecha. 

Cada uno de los personajes de Temporada… son sacados de las vivencias de Fernando –quien también es el escritor—lo que hace a la cinta, un anecdotario, haciendo de cada actor un personaje cero acartonado y repleto de naturalidad. Temporada de Patos toca temas diversos de manera fluida sin ser rebuscada. El divorcio de los padres y el dilema de afrontarlo, la frustración en la vida adulta y la confusión del amor y la amistad, esto es Temporada de Patos. 

La fotografía está de más decir que es excelsa, Alexis Zabé, ya ha creado escuela en el ámbito nacional y destaca por ser el favorito de la “nueva escuela” del cine mexicano –dígase Reygadas y Escalante--. La narrativa empleada por Eimbcke es básica y correcta, en su mayoría planos fijos que se centran en mostrar el comportamiento de cada uno. Mención honorífica a la escena donde los cuatro personajes se quedan viendo fijamente a la cámara, como si esta fuera un espejo –recurso narrativo del director bien empleado--. 

Eimbcke, creó una película llena de escenarios que muchos hemos compartido, lo que la convierte en una graciosa historia muy en el estilo de Woody Allen, y al decir comedia no me refiero a la risa fácil por chistes, no, si no por la afinidad. Su director es una gran promesa del cine. Y lo mejor, honesto en sus historias.

Diego S.

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