miércoles, 6 de abril de 2011


Avatar: avance tecnológico, historia ya contada


James Cameron vuelve a romper moldes una vez más, y aunque no cambie el rumbo del cine, al menos logra cautivarnos, entretenernos y agradarnos. Es lo mínimo que yo pedía.

Luego de una inmensa campaña de promoción, y la promesa de que iba a cambiar el rumbo del cine (revolucionar, era la palabra exacta), Avatar ha resultado ser menos que eso, pero más de lo que los escépticos preveían. Visualmente, y es de esto lo que hay que hablar primero, es muy posible que nunca se haya visto nada igual. Ni siquiera George Lucas ha podido recrear con ese nivel de realismo un ecosistema entero, con esa riqueza medioambiental, y esos paisajes que ya han quedado grabados en las retinas. La película entera, desde que llegamos a Pandora, no deja de sorprendernos con multitud de paisajes tropicales-galácticos, de noches bioluminescentes impresionantes y de toda clase de criaturas surgidas de la imaginación de Cameron. Quizá la revolución era ésa: construir solamente con herramientas informáticas todo un mundo nuevo, con tal nivel de realismo, que al segundo minuto nos olvidemos por completo que todo está recreado infográficamente, y que creamos realmente que el equipo de rodaje estuvo allí y lo rodó en esos parajes. 

Pero claro, luego está el meollo de la cuestión: si la revolución tenía que ser completa, debía tener una historia a su altura, un guión nuevo, original, rompedor. Y me para eso doy un perfecto ejemplo: "2001: Una odisea en el espacio", que sí fue revolucionaria por una razón sencilla, utilizó unos efectos especiales jamás vistos hasta entonces para contar una historia jamás vista hasta entonces. Y aquí, aunque Cameron demuestra tablas y experiencia, y con un buen guión y un sabio uso del tempo narrativo y del ritmo, nos cuenta la historia de Jake Sully y los Na'Vi sin permitirnos casi un momento de respiro, pero dejando que los personajes hablen y muestren sus dudas... pues no alcanza la cuadratura del círculo. 

Y es que los homenajes/guiños/clichés a otras películas, otros mundos y otras obras, son demasiado visibles. Ya se han dicho por aquí: Danza con lobos, o la historia del hombre que deja su mundo y su raza para encontrar su lugar en otra raza más espiritual y apegada a la tierra, El nuevo mundo/Pocahontas, o la misma historia añadiendo el inevitable romance y las inevitables carreras por el bosque a medianoche, aparte de que los Na'Vi recuerda poderosamente a ciertas tribus indias (más aun, si resulta que al jefe de la tribu le pone voz Wes Studi, tantísimamente visto y caracterizado como indio en Danza con lobos, Gerónimo, El último mohicano o El nuevo mundo). Cierto que el concepto del avatar puede ser algo novedoso, y que ciertas escenas bélicas y de destrucción por parte de los militares puede ser una especie de "denuncia" al apego que tienen los yankis por arrasar con todo en la parte del mundo que sea. Pero para mí no es suficiente, necesitaba algo más rompedor, algo más hipnótico y novedoso para que saliera deslumbrado y asombrado de la sala.

En cualquier caso, como cinta de aventuras es muy buena, no existe el infantilismo que asola el género hoy en día (no quiero ponerme a recordar ejemplos de "búsquedas", "piratas" y demás), y contiene un mensaje bienintencionado y con más profundidad de lo que pudiera parecer al principio. Lo mejor que puedo decir es que los 700 millones que se han gastado lucen perfectamente, y se nota, puesto que en lo relativo a efectos visuales, jamás he visto nada como esto. En cuanto a los actores, todos cumplen, pero me quedo con Stephen Lang (me encanta su militar fascista, cabrón y chulo) y con Sigourney Weaver, que haga lo que haga, siempre está bien. Sam Worthington cumple con solvencia, Zoe Saldana cautiva, y Michelle Rodriguez hace de Michelle Rodriguez, básicamente. La banda sonora de James Horner, sin ser lo mejor de toda su carrera, es muy buena, lírica, poética y que retrata muy bien el mundo tropical de Pandora. Espero que esto suponga un relanzamiento a su carrera y salga del oscuro bache en el que estaba. 

James Cameron vuelve a romper moldes una vez más, y aunque no cambie el rumbo del cine, al menos logra cautivarnos, entretenernos y agradarnos. Es lo mínimo que yo pedía.

Diego S. 

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