jueves, 14 de abril de 2011


Kill Bill un excelso homenaje a los gustos del propio Tarantino

Tarantino hizo Kill Bill rindiendo homenaje a las películas de serie B japonesas, y al clásico spaghetti western de Sergio Leone.

Como la mayoría de los cinéfilos saben, la filmografía de Tarantino es el resultado de los gustos propios del director y las miles de horas que pasó de empleado dentro de un vídeo club. Pulp Fiction, fue la cinta que lo catapultó a la fama y le dio el mote de “director de culto”, por sus trabajos atípicos, su estilo visual y los largos diálogos impregnados de un humor ácido y negro. Su obra de culto instantáneo ha sido su cuarto largometraje, sí, Kill Bill se convirtió de en una cinta de grandes debates en torno a su género y la obra de Tarantino. Al final resultó poseer una de las principales características por las que se consideró de culto, la amas o la odias. 

Está de más que hable sobre la sinopsis ya que es muy conocida, pero para los despistados que no la han visto ni en televisión abierta, la cinta trata de los siguiente: Uma Thurman es una asesina que, el día de su boda, es atacada por los miembros de la banda de su jefe, Bill (David Carradine). Logra sobrevivir al ataque, aunque queda en coma. Cinco años después despierta con un trozo de metal en la cabeza y un gran deseo de venganza en su corazón. 

Para poder entender una de las cintas incomprendidas y excesivas del señor Quentin, se deben de considerar dos cosas. Tarantino hizo Kill Bill rindiendo homenaje a las películas de serie B japonesas, y al clásico spaghetti western de Sergio Leone. Así que tomen como base esos dos puntos importantes. 

Volumen 1 

La primer parte de la saga se caracteriza por acoger toda la acción de la historia, si bien, muchos criticaron el guión, les recuerdo que Kill Bill fue concebida como una sóla película, pero debido a su larga duración se dividió. Aclarando ese punto, el primer volumen, nos muestra escenas repletas de acción –vamos muchos de nuestros parientes la vieron sólo por las peleas— espadas, persecuciones, sangre, golpes, chicas sexis… vamos está manufacturada como una cinta de “acción”. Todo lo anterior no son más que una excusa para recordarnos a todos lo que era el cine hace unos años y lo que ha influido en los cineastas. 

Independientemente de todas las secuencias sacadas de alguna película del seribe B, Tarantino no olvida lo que es el lenguaje narrativo, las escenas previas a cada asesinato, primeros planos con música amenazante --véase la escena entre la novia y o-rhen o la escena entre la novia y elle driver--. Entiendo que los personajes en momentos se tornan planos, aunque muy bien determinados emocionalmente. Pero por otro lado ¿será que Bruce Lee era un personaje muy profundo, o Clint Eastwood igual? 

Volumen uno es una adicción tanto para los que desconocen las bases del entonces querido Tarantino –juicio personal--, tanto para los que presumen ser conocedores del séptimo arte. Entretenida y exquisita. 

Volumen 2 

De manera correcta la segunda parte de la venganza de la novia hace una retrospectiva de la descontrolada primera parte, vamos es la justificación de toda la violencia que se veía gratuita en principio. Volumen dos es la parte seria de la película--lo que viste en la primera, no lo verás en esta--. 

Beatrix y Bill son el contexto de este número. Lejos de centrarse en escenas de peleas y coreografías de artes marciales, Tarantino entrega una historia intensa y profunda, con lo diálogos más interesantes y, me atrevería a decir, más sobrios y casi poéticos de lo que jamás he escuchado en una película de Quentin. En lugar de las ya típicas frases recargadas de palabrotas y estupideces para causar efecto a través de lo rudo, Kill Bill volumen dos tiene un guión notable, inteligente, filosófico, duro pero no hasta el extremo de lo desagradable y, en ocasiones, dulce, ocultando un caramelo envenenado, que aunque suene cursi termina teniendo un sabor amargo. 

Si bien en el inicio de la saga, Bill se conoció del todo, aquí el personaje que se pintaba como malvado se desarrolla del todo – ¿tenía que ser no? No por nada está en el título de la película— se muestra tal cual para demostrar que es capaz de sentir amor por la única mujer a la que admira –a pesar de haberle dado un tiro-- cuyos sentimientos por ella rayan en la veneración. David Carradine muestra una extraordinaria complejidad del personaje actúa como un imán y hace que no lo miremos simplemente como al asesino, sino como al ser humano imperfecto que es. Y, comprendiendo sus orígenes, el modo en que se gestó en él el hombre que deparó en asesino por las circunstancias, por tener que aplicarse a la ley de la selva: matar para que no te maten. Matar como medio de defensa de tu propia vida cuando vives en un nido de serpientes. 

Uma Thurman obtuvo el papel de su vida, lejos del personaje guiado por la venganza y la violencia, Thurman se comprometió físicamente y psicológicamente, las difíciles batallas y agotadoras coreografías, el utilizar distintas armas, los gestos, la novia pasó por una odisea de complejas situaciones que le ayudaron a soltarse y poder decir los diálogos con credibilidad, pareciera que ella realmente la buscaba. Su actuación es imprescindible. 

Kill Bill en conjunto mantiene una dirección de arte espléndida, un guión absolutamente genial, un montaje como pocos, una banda sonora que evoca al western, una fotografía brutal, una sinceridad extrema en cada escena, un desenlace sobrecogedor, una filosofía de vida, una renovación de géneros ... ¿Todo esto en 137 minutos?. Incluso nos hace ver a Superman con otros ojos. Obra de culto. 

PD. Esto es por lo que seguía a Tarantino

Diego S.

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