jueves, 7 de abril de 2011


Camino salvaje un vía crucis de reflexión


Camino salvaje se convirtió en una de las cintas que compras y las dejas en el olvido prolongado su reproducción. Su tráiler no me atraía en lo más mínimo, ni si quiera por el reparto y ni por quien estaba a cargo de la dirección. Ahora sólo les puedo decir que es una cinta que disfruto mucho y ya la he visto más de cinco veces. 

A comienzos de los años noventa, el joven e idealista Christopher McCandless (Emile Hirsch), abandona su vida en la civilización, se cambia de nombre por el de Alexander Supertramp, deja sus posesiones y dona sus 24.000 dólares de ahorros a la caridad para poner rumbo a la salvaje Alaska, donde espera encontrarse con la verdadera naturaleza y con la verdad de su existencia. Basada en el best-seller de Jon Krakauer, que con su libro -basado en las notas del diario que el joven escribió en sus viajes- inmortalizó la historia de McCandless. 

La historia se divide en diferentes etapas según el aprendizaje hacia el desapego de lo material durante su peregrinaje: la iniciación, la madurez, la sabiduría… Etapas todas ellas contadas mediante flashbacks recurrentes desde el destino final de Christopher, donde finalmente anotará en uno de esos libros que siempre le acompañaban la ansiada respuesta de su búsqueda, la cual los espectadores descubriremos junto con él al acabar la emotiva proyección. Si bien ese empeño últimamente muy de moda de meter flasbacks en historias que podrían perfectamente llevar un desarrollo lineal no termina de ser señal de agudeza de los guionistas, en este caso no supone demasiado inconveniente ni resta viveza a la narración que se mantiene en todo momento sin decaer. 

A través de la aventura y el placer del viaje, Sean Penn en su cuarto trabajo tras la cámara, nos introduce realmente en reflexiones sobre el ser humano y la búsqueda de respuestas de un joven que emprende un proceso para encontrarse a sí mismo -un viaje también interior, probablemente el más importante-. Basándose en la realidad vivida por Christopher McCandless, la película acompañada por una muy buena fotografía con excelentes paisajes y retratos de variopintos personajes, nos descubre las entrañas de un chico que un buen día decidió cambiar su vida prescindiendo de todos los bienes posibles para preguntarse aquello que nos decía la ya vieja “The logical song” del grupo musical del que tomará su falso apellido: ¿Quién soy? 

Into The Wild pudo haber servido de inspiración para la reciente 127 horas de Danny Boyle, por alguna extraña razón ambas cintas me parecen muy parecidas –independientemente de que ambas sean basados en hechos reales--, las dos tratan sobre la exploración y la búsqueda de respuestas y preguntas, al final cada una tiene conclusión trágica o de revelación. 

Camino Salvaje trasciende porque la acertada dirección de Sean Penn, sabiendodar la atmósfera verdadera, religiosa, humanista, naturalista, la incertidumbre, la apertura existencial tan antigua y cautivadora que sintió este joven como antes muchos otros en la Historia, desde Sidharta, pasando por Jesús de Nazaret, Francisco de Asís o Ghandi, todo un vía crucis existencial que viene a calmar el alma –no, no me fumé nada--- de la felicidad no convencional, del plus existencial. Poética.

Diego S.

1 comentario:

  1. una gran pelicula!!! sali del cine con ganas de dejar todo y tambien irme a vivir al bosque.
    Estas películas que te mueven asi son la razón por lo que existe el cine

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