Digno inicio de las historias que quedaron sin contar
Es inevitable toparse con el reinicio de las franquicias de los súper héroes y los ya acostumbrados spin off. El éxito es casi seguro tratándose de algún personaje conocido, Wolverine fue uno de los héroes que comenzaron a marcar pauta para que se diera una ola del reinicio de las franquicias --claro también el dinero que estas generan--. Marvel es el estudio que le ha sacado provecho a cada uno de sus creaciones, tanto así que después de los millones que generó X Men, el reboot era lógico. X-Men: primera generación, es un digno inicio de las historias que quedaron sin contar.
X-Men: Primera Generación cuenta una historia secreta que afecta a conocidos acontecimientos mundiales. Antes de que los mutantes se mostraran al mundo, y antes de que cambiaran sus nombres por los de Profesor X y Magneto, Charles Xavier (James McAvoy) y Erik Lehnsherr (Michael Fassbender) eran dos jóvenes que descubrían sus poderes. No había animadversión alguna entre ellos, sino que al principio les unía una sincera amistad y decidieron trabajar juntos y crear un grupo de mutantes para evitar el Armagedón nuclear. Fue entonces cuando una enorme brecha se abrió entre ellos y supuso el comienzo de la eterna guerra entre la hermandad de Magneto y los X-Men del Profesor X.

McAvoy y Fassbender, son acertados, cada uno borda su personaje con entidad y personalidad creíble –el aspecto de cada uno los favorece mucho--. El reparto juvenil integrado por Jennifer Lawrence y compañía, son la energía acertada para ver nacer una de las historias del cómic que tienen más seguidores en el mundo de Marvel. Mientras del lado de los villanos, Kevin Bacon construye un personaje que la audiencia logra odiar y qué además interpreta de manera magistral --cosa que ya no había hecho--.
X-Men: Primera Generación, resalta por su dirección de arte que abunda entre la década de los 60’s y los 70’s, su estilo particular kitsch que recuerda a las películas de James Bond de esa época, logran impregnar la historia con la esencia de un cómic de la época dorada de Marvel, viñetas setenteras en el celuloide.
Quizá la película no tiene grandes secuencias de acción –creo que en las cintas del género es muy difícil sorprender—pero dos escenas valen la pena en ese ámbito, el ancla destruyendo el barco y la manera en que es elevado un submarino.
Matthew Vaughn se muestra muy “cómodo” en el mundo de los súper héroes, con Kick Ass demostró que puede darle una clasificación C, a una cinta sobre un cómic y salir más que bien librado, en X-Men captura el alma de las historietas de los setentas.
La película no pretende profundizar en ningún sentido, y ya en momentos se ven gastados los sucesos bélicos en las películas de héroes, sin embargo, X- Men no pretende ir más allá que entretener y divertir un par de horas –son alrededor de dos horas y media--, no será la cinta que marque un antes y un después en las adaptaciones del cómic –eso lo hizo Nolan con El Caballero de La Noche—sólo es una perfecta cinta de mutantes ambientada en los sesenta, y totalmente recomendable –sí, los trajes recuerdan a timbiriche pero se ven bonitos--
Diego S.
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