jueves, 16 de junio de 2011


Los Soñadores, una OBRA MAESTRA; todo el que se diga cinéfilo tiene que verla.

"soy soñador e idealista"

Hace algunas décadas el director Bernardo Bertolucci nos trajo una de las cintas eróticas más vanguardistas de los últimos años: El último tango en París. En esa cinta Bertolucci nos muestra la descomposición del ser humano y la juventud en continua búsqueda, un desolador relato de autodestrucción, pesimismo y miseria salpicado de erotismo elegante, y además, la mejor actuación de Marlon Brando. 

¿Por qué inició así? Bueno, Los soñadores del mismo director tiene mucho de la cinta antes mencionada, se podría decir que es su versión recargada pero sin Brando. 

París, 1968. Isabelle (Eva Green) y su hermano Theo (Louis Garrel), están solos en la ciudad mientras sus padres están de viaje, invitan a su apartamento a Matthew (Michael Pitt), un joven estudiante americano, al que han conocido en un cine. Una vez en casa, establecen unas reglas para conocerse mutuamente, explorando emociones y erotismo a través de una serie de juegos extremadamente arriesgados. 

Con la sinopsis clara, esperen escenas eróticas más adecuadas para la época en la que fue filmada y un sinfín de referencias cinematográficas, literarias, musicales y hasta históricas, por lo tanto, sólo es para los verdaderos cinéfilos, para los demás no tendrá mucho sentido. 

Un guión consistente que mezcla la realidad de la película, con partes de películas de culto, que a su vez cada uno de los personajes recrean. El cinéfilo promedio necesita estar bañado de cintas de la vieja escuela, que incluyen a Chaplin y Marlene Dietrich. Diálogos agradables e ingeniosos, que recuerdan a cualquier batalla entre los amantes del cine: "La diferencia entre Keaton y Chaplin es la diferencia entre prosa y poesía, entre la aristocracia y el vagabundo, entre la excentricidad y el misticismo. Entre el hombre como máquina y el hombre como ángel". 

Los soñadores se desarrolla en el año en que simultáneamente hubo revoluciones artísticas, sociales y hasta sexuales en distintas partes del mundo –recuerdan también fue en México--. Bertolucci no se fue por lo que sería típico al mostrar un acontecimiento histórico, si no que, este suceso sólo sirve de marco para “encerrarse” dentro una historia envolvente que muestra las transgresiones de la época y la ruptura generacional de aquellos años. Los gustos artísticos o el sexo, así como la lucha por los derechos de los trabajadores o la oposición a la guerra de Vietnam, son temas que se ven a través de los ojos de los “soñadores”. 

Isabelle, Theo e incluso el aparentemente más ingenuo Matthew, son personajes que desprenden una increíble vitalidad, mostrando una forma diferente de lucha, producto de las revoluciones llevadas a cabo por los artistas que adoran y que se muestran al día de hoy como uno de los pocos triunfos que se cosecharon en esa década. 

Destacable la fotografía de Fabio Cianchetti, y el montaje de la cinta tal cual. Bertolucci dirigió como lo hacen los directores por los que está influenciado, Los soñadores tiene un aire clásico, gracias a un maestro como él. Escenas como las de la bañera y los espejos o la parte de la Venus del Milo, hacen de la película una maestría en dirección y lenguaje narrativo.

Los soñadores es como los buenos vinos, entre más pasa el tiempo la disfrutas mucho mejor.

Diego S.


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