jueves, 9 de junio de 2011


Elefante, Lírica visual

Una película basada en hechos reales… no, no es un documental, es una majestuosa mirada a un suceso violento. 

Todo tipo de películas tienen un fin, algunas son hechas sólo para pasar el rato, otras buscan entretener a un público en particular e ir más allá de los géneros palomeros. Gus Van Sant se ha caracterizado por realizar historias humanas, algunas sacadas de su propia cabeza, otras de personajes reales o basadas en ellos –Harvey Milk y Kurt Cobain--. Elefante es una película basada en hechos reales… no, no es un documental, es una majestuosa mirada a un suceso violento. 

Es un día cualquiera de otoño, y todos los estudiantes hacen su vida rutinaria: Eli, camino de clase, convence a una pareja de rockeros para hacerles unas fotos. Nate termina su entrenamiento de fútbol y queda con su novia Carrie para comer. John deja las llaves del coche de su padre en la conserjería del instituto para que las recoja su hermano. Pero ese día no será como los demás... 

No piensen que van a ver testimonios y entrevistas sobre la masacre en Columbine, como lo hiciera Michael Moore, no, esto será un vistazo a lo que cada uno de los estudiantes estaba haciendo, antes de la conocida masacre. Elefante no es una cinta para sentarse y comer palomitas, no, esta presenta un vacío generacional retratado magistralmente por Gus Van Sant. 

Elefante es un desafío para el espectador, el cual es enfrentarse sin vendas ni censura a la realidad exenta de los aditivos y tópicos, a los que nos tienen acostumbrados en otras películas. La falta de comunicación, el desasosiego interior, la depresión en los pasillos con mirada aséptica, la falsa indiferencia cargada de violencia, Van Sant nos hace ver que debajo de la simplicidad existe el error de una perfecta maquinaria. 

La dirección es muy sutil, repleta de secuencias con los personajes de espaldas, que se intercala con varias historia de una manera poética, que junto con la música de Beethoven crean un perfecto manto blanco de tranquilidad, que al final será manchado con un clímax repleto de sangre. Elefante es lírica visual. 

¿Elefante? Sí perfecto título, ¿porqué? El problema es tan evidente que es imposible que no se den cuenta de lo que sucede, “casi como ignorar a un elefante dentro de un salón de clases” --la negación colectiva de un problema muy obvio para los USA, las armas--. 

Obra maestra, imperdible.

Diego S.

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