jueves, 12 de enero de 2012


Tenemos Que Hablar de Kevin, la nueva El Bebé de Rosemary.

Excelente crónica de la relación madre e hijo. Swinton merece el Oscar.

Dentro de los géneros del cine existen en la actualidad varios subgéneros que resultan ser una infusión de géneros completamente opuestos, algunos de ellos resultan ser un poco inconsistentes. Tenemos entre ellos al Mocukumentary que no es más que la reunión de la ficción con la técnica de un documental, por otro lado, Dramedy, comedia y drama a su vez; pero uno de los más llamativos son el drama y el terror, Tenemos Que Hablar de Kevin entra en esta categoría. 

Eva es una mujer satisfecha consigo misma, es autora y editora de guías de viaje para gente tan urbana y feliz como ella. Casada desde hace años con Franklin, un fotógrafo e iluminador que trabaja en publicidad, decide, ya cerca de los cuarenta años y tras muchas dudas, tener un hijo. El producto de tan indecisa decisión será Kevin. Sin embargo, casi desde el comienzo, nada se parece a los inefables mitos familiares de la clase media urbana y feliz. Para empezar, Eva siente que Franklin se ha apoderado de su maternidad y la está convirtiendo a ella en el mero contenedor del hijo por nacer, privándola de placeres tan apreciados por Eva como el sexo, la gimnasia o el vino. 

Tenemos Que Hablar de Kevin no es lo que parece. Si pensaban toparse con un drama lacrimógeno, vean otra cosa. Todo comienza sin saber para donde va esta historia, sólo será un viaje realista, perturbador y para muchos incoherente. Está cinta es una joya de las que no se ven en muchos años. 

La historia se cuenta de manera paralela, antes de nacer Kevin y después de su nacimiento. Todo inicia como cualquier embarazo, el padre emocionado, pero en este caso la madre un tanto insegura –y no por los riesgos, si no por querer tenerlo--. Tenemos Que… nos muestra la relación madre e hijo un tanto extraña, primero Eva desde que lo llevaba en su vientre sintió rechazo por su hijo, cosa que se reflejó en Kevin al crecer. Eva y Kevin no son como una madre y un hijo cualquiera, es un lazo incómodo lleno de rechazo y rivalidad. Aquí es donde se preguntan ¿Qué no toda madre quiere a sus hijos? Bueno esta es la incoherencia para muchos, pero la cinta nos muestra que no todos los padres por ser papás, quieren a sus hijos y viceversa; el amor se gana, no es obligatorio. 

Tilda Swinton se internó en la Eva descrita por la autora de la novela, sencillamente la frustración, negación y repudio hacia su hijo se transmite en cada expresión de la actriz, teniendo un interpretación excelsa y entera –Las escenas donde cambia el pañal y trata de callar al bebé son perfectas para una mujer que descubre que no nació para ser madre--. 

Ezra Miller y sus presentaciones pequeñas han sido de los mejores casting con actores infantiles. En cada una de sus etapas, los pequeños realizan un trabajo excepcional al ir soltando al pequeño monstruo de mamá –Grandioso el segundo Kevin, un niño demonio—Hasta alcanzar su perversidad con Ezra--. El joven actor será recordado por su impecable interpretación de un psicópata. 

¿Dónde está el terror? Comencé hablando de drama y terror. Bueno, el terror no se encuentra en los lugares típicos, no, este está dentro de la terrible relación, todo se basa en ver las atrocidades de Kevin contra su madre –Que al final resultan ser gritos por robar la atención de su madre, muy a su modo--, y en el miedo de Eva por el peligro que corre su familia con su propio hijo. Sí, durmiendo con el enemigo –En verdad es perturbadora--. 

¿Y dónde quedó el resto de la familia? John C. Reilly es el esposo y consecuentemente padre –que no había mencionado— resulta ser una relación típica con Kevin, con la hermana, sólo celos --Parte importante en el filme--. 

La película dirigida por Lynne Ramsey, es una crónica de cómo un hijo no querido destruye y estanca la vida de la madre desde que este se procreo, y de igual manera, el nacimiento de la maldad propia casi como si se tratara de la nueva versión de El Bebé de Rosemary. 

Un obra que pintaba para ser una historia de una familia feliz, pero que termina en tragedia masiva. Teniendo sólo un ganador: Kevin quién al final obtuvo la deseada y única atención de su madre. Imprescindible.

Diego S. 



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