viernes, 27 de enero de 2012


Drive: Icónica y brutal

Drive me enseñó que los coches pueden ser entretenidos sin estar ligados a teiboleras y drogas.

Soy fanático de las cintas de género de terror y todos sus derivados, incluyendo el gore, que para muchos es detestable y absurdo. Para los que no le encuentran sentido a los desmembramientos y cubetas de sangre, me pasa lo mismo pero con las cintas de coches y explosiones. Nunca le he encontrado sentido a ver coches correr, hacer lucir sus rines y escuchar lo motores trabajando a fondo. Drive me enseñó que los coches pueden ser entretenidos sin estar ligados a teiboleras y drogas. Drive es sombría, intensa y viene acompañada de escenas explícitamente violentas. 

Durante el día, Driver (Ryan Gosling) trabaja en un taller y es conductor especialista de cine, pero, algunas noches de forma esporádica, trabaja como chófer para delincuentes. Shannon (Brian Cranston), su mentor y jefe, que conoce bien su talento al volante, le busca directores de cine y televisión o criminales que necesiten al mejor conductor para sus fugas, llevándose la correspondiente comisión. Pero el mundo de Driver cambia el día en que conoce a Irene (Carey Mulligan), una guapa vecina que tiene un hijo pequeño y a su marido en la cárcel. 

Drive es acción, emoción, violencia, disparos, secuencias excelentes y grandes actuaciones. Esto es lo que debería de ser una cinta de persecuciones, no tiene porque ser hueca con chicos musculosos y mujeres voluptuosas, todo puede tener fondo y buena manufactura. 

Ryan Gosling ha demostrado poder sacar adelante una cinta de cualquier género. Ahora con Driver: El Escape –vaya nombre—el joven actor crea un personaje turbio, serio, misterioso y sobrio; que a su vez mantiene ternura, seriedad y una dualidad tanto en personalidad como en su oficio. Gosling cambia de papel con y sin su chamarra, la cual también define su trabajo de stunt y de cómplice de asaltos. Las miradas entre Carey Mulligan y Ryan hablan, transmiten sentimientos, sensaciones... El afecto, la compasión, la ternura, la pasión no se emite, se siente entre los protagonistas. Unos protagonistas trazados y separados con inteligencia por el realizador y llevados a la vida por espléndidos actores. 

La cinta dirigida por Nicolas Winding Refn rememora a las cintas ochenteras en cuanto a estética –Miami Vice y Amor a Quemarropa por mencionar algunas— pero no las imita, Refn lo hace suyo y lo traslada a la pantalla de forma violenta, brutal y feroz que resulta altamente efectivo, realizando un filme oscuro y trepidante para el espectador. La dirección es acertada, no se limita con espectacularidad de las acciones, si no que da rigidez en cada plano para crear una percepción de sobresalto y asombro en cada escena. Merecida la Palma de Oro en Cannes por Mejor Director. 

La música transpira la década de los ochentas, así como la tipografía de los créditos. Cada una de las escenas está acompañada de una impecable pieza musical que inyecta adrenalina y emoción, el score trabajo de Cliff Martinez, te mete en las emociones del protagonista mientras está tras el volante. 

El resto del elenco cumple a la perfección, Ron Perlman me pareció excelente en su papel de mafioso prepotente, así como el ningundeado Albert Brooks, quien da un soporte espléndido. 

Drive es cine. Puede ser un western moderno, una película independiente, una cinta de los años 80. Es icónica, brutal, sobria en palabras --los silencios muchas veces son más importantes que lo que decimos--. 

Si ves el cine como una experiencia más allá del entretenimiento, una pasión que nos entrega a un mundo perfecto donde nos escondemos en personajes y historias que nos gustaría ser y vivir…Si ves el cine como lo veo yo, amarás Drive. Esto es acción y ahora más que nunca amo los años 80.

PD Las escenas violentas me agarraron de bajada, sin embargo, las amé en manos de Gosling.

Diego S.




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