Un tópico común en el terror han sido las casas embrujadas, por así llamarlo, es todo un subgénero que ha sido sobre explotado. The Amityville Horror, El Resplandor –Es un hotel, pero encantado al final de cuentas--, The Haunting, La Caída De La Casa Usher entre otras. Pocas cintas han reinventado la fórmula tan gastada, pero el Despertar De Los Muertos –Vaya nombre--, si se hubiera filmado años atrás hubiera sido un hitazo.

La película no intenta descubrir el hilo negro del suspenso, de originalidad no tiene nada, no guarda grandes sorpresas para el espectador acostumbrado en el género de casas encantadas. No obstante, tiene una dirección de arte muy cuidada y una destacable producción, lo complaciente y efectivo son sus recursos visuales y el detalle en la ambientación, entre otras técnicas virtudes, como la fotografía que evoca soledad y misterio en cada toma, la hacen rescatable.
La protagonista, Rebecca Hall, realiza una labor por encima de lo que nos tiene acostumbrados, dotando de calidad y profundidad a su personaje, así como de igual manera, los dos secundarios que la acompañan, Dominic West e Imelda Staunton, que están más que correctos, vistiendo de credibilidad a una historia más allá de lo natural.
Si bien no es trepidante, el corte clásico de la producción y la elegancia con la que está filmada e interpretada –la cinta recuerda mucho a El Orfanato y a Los Otros--hacen que su visionado merezca, sin duda, la pena de verla, sin embargo, es tanto su parecido a las cintas anteriores que termina por ser muy predecible.
Diego S.
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