miércoles, 7 de diciembre de 2011


Agnus Dei: Cordero de Dios. El "poder divino" del clero.

Lo que cubre una sotana.

El cine mexicano puede ser fallido en el apartado de ficción, también pretencioso e inclusive poco llamativo para la sociedad mexicana, aún así, los realizadores mexicanos se han caracterizado por hacer producciones honestas y muy atrevidas en el género documental, de hecho es lo que se sabe hacer bien, mejor dicho, muy bien. Presunto Culpable develó la ineficiencia de nuestro sistema de justicia y era un tema “intocable” –además de ser el documental más rentable de la historia del cine mexicano--, Los Que Se Quedan aborda el tema de la migración de una manera honesta y diferente. Agnus Dei: Cordero de Dios, es atrevido, revelador y denunciante, al exponer el despotismo que tiene la iglesia en nuestro país, tanto como por parte del gobierno y de la sociedad. 

Jesús es un joven de 26 años de edad que fue abusado a los 11 por un sacerdote mientras era monaguillo. Después de algunos años de silencio decide no solo denunciar penalmente a su agresor sino confrontarlo. 

La iglesia en nuestro país es símbolo de la devoción, de poder e impunidad. La religión católica es quien gobierna a nuestro gobierno. Sí en el sistema judicial existe la impunidad y actos de corrupción, la iglesia es encubierta por el poder que nos gobierna y por la infinidad de creyentes. 

Agnus Dei, nos muestra el testimonio de Jesús, que después de ser abusado su vida se torna tensa y devastada. A lo largo de hora y media, Jesús va narrando lo que pasó cuando era acólito en la iglesia, y cómo una relación fraternal se tornó un infierno. 

El documental presenta las entrevistas a los padres del afectado y el cómo fue dañada su devoción por la religión y la familia. La manera en que se narra es personal, es presentada desde el punto de vista de un solo testigo sin meterse de lleno en más personas, se limita en mostrar como el “cura” logró su cometido y la negligencia de la justicia y la iglesia ante este caso en particular. 

Cordero de Dios, no sólo denuncia la pederastia encubierta por parte del clero, sino que deja ver la ignorante devoción por parte de la sociedad católica –es sorprendente ver que los católicos ven al padre como una figura casi divina—y su ceguedad ante casos de abuso. 

Al final todos sabemos lo que pasa, si en otros sistemas gubernamentales no es tan notoria y descarada la impunidad, el sistema eclesiástico se ha dejado ver como el más abusivo de todos, que pasa sobre cualquier tipo de poder; basta con ver el final del filme, aún con testimonio videográfico, el “padrecito” sigue dando misas hasta el día de hoy. 

El único error que le encuentro es el relleno del seguimiento de los dos jóvenes seminaristas, mientras uno se muestra dudoso para desarrollarse como padre, el otro anhela ser un cura. Simplemente no se mete más allá. 

Indignante el material que se tiene, que van desde fotografías explícitas y el encubrimiento “de los grandes” del clero a los pedófilos. La iglesia es una mafia que tiene más poder que el propio presidente y que porta la bandera de la “doble moral”. Indispensable verlo, es el Presunto Culpable de la época.

Diego S.

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