Cinta donde sus cimientos son sus grandes actores.
Con frecuencia y casi cada año se presentan cintas biográficas que ya es todo un cliché dentro del cine, en automático las cintas comienzan hacer ruido y casi oliendo a Oscar. De la misma manera a la par de que se realizan películas sobre personajes reales, se exhiben cintas sobre la realeza. Este año El Discurso del Rey es la apuesta fuerte sobre la monarquía.
El duque de York se convirtió en rey de Gran Bretaña con el nombre de Jorge VI (1936-1952), tras la abdicación de su hermano mayor Eduardo VIII. Su tartamudez, que constituía un gran inconveniente para el ejercicio de sus funciones, lo llevó a buscar la ayuda de Lionel Logue, un experto logopeda que consiguió, empleando una serie de técnicas poco ortodoxas, eliminar este defecto del rey.
El inicio emplea una perfecta metonimia por medio de la metáfora con un micrófono, la cual nos dice que lo que se verá será simplemente los distintos ángulos del personaje principal.
Iré al grano. Tenía grandes expectativas sobre la actuación de Colin Firth como Bertie. Me gustó a secas. No es que esté mal, considero que su problema con el habla cuya delicadeza y matices aplica a su interpretación convierten un personaje real (en ambos sentidos), histórico, complicado por tartamudez y su propia personalidad y no tan conocido para el espectador que sea fuera del ámbito anglosajón (a pesar de haber sido Rey) en un personaje cálido y cercano para el público. Todo esto le da puntos para que el Oscar esté en sus manos, sin embargo, confieso que Firth dio una mejor actuación en A single Man.
Las bases de la cinta son su generoso reparto. Geoffrey Rush realiza un papel simpático, agradable y sarcástico, que en momentos me recuerda mucho al profesor de Mi Bella Dama. Rush aporta el lado relajado y en momentos cómicos a la película, lo cual se agradece en suavizar la cinta, que en momentos se puedo haber tornado aburrida. A este dúo se les une Helena Bonham Carter, quien simplemente cumple su rol.
La dirección de planos que utiliza el Director mostrando la evolución de cercanía-lejanía entre los dos principales personajes, según el momento de aprendizaje y de negación o reconocimiento de los progresos en la actitud de Bertie (Jorge VI), no sólo ante su tartamudez, sino que, también del ciudadano corriente del cual no tiene conocimiento ni relación. Resulta admirable que en una película cuyo tema central es el habla, se preste tanta atención al lenguaje visual como al lenguaje oral, evitando la tentación de lo teatral, tan cara a la cinematografía inglesa.
Cabe mencionar el grandioso score hecho por el genio contemporáneo, Alexandre Desplant, quien logra un melódico, dramático y alegre score, preciso para la evolución del personaje.
Una gran película que cuenta con todo para ser la gran ganadora de los Oscar en muchos apartados. Firth demuestra su talento al presentar un sublime actuación, y dejar en claro a la academia que no sólo es un actor de comedias románticas, y que A Single Man no fue de chiripada.
Diego S.
No hay comentarios:
Publicar un comentario